Ciudad de México. - Don Feblicio llegó a su casa desolado. Le comentó a su esposa: "El médico me dijo que no puedo hacer el amor". De inmediato la señora se defendió: "Yo no se lo conté". Capronio es un méndigo, con perdón por ese esdrújulo vocablo. Una tía de su esposa le preguntó: "¿Qué edad me calculas?". Respondió Capronio: "Por la cara, 32 años. Por el cuerpo, 30. Por la forma de andar, 26". "¡Adulador!" -le dijo la tía, halagada. "Un momento -acotó el méndigo-. Me falta sumar". Cuando sir Galahad llegó a combatir contra el dragón para salvar a la princesa Ladda se encontró con el penoso espectáculo de la doncella refocilándose alegremente con el monstruo. El escudero de sir Galahad le dijo: "Reconózcalo, señor: llegamos tarde". El "yo, yo" el diablo lo inventó. No obstante eso, hab

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