El fenómeno psicológico por el que las personas son capaces de observar patrones familiares en objetos de figura ambigua en conocida como pareidolia, ejemplo de este hecho son los rostros, objetos y formas que solemos detectar en nubes, manchas de comida, cortezas de árboles.

Esta reacción del cerebro humano no constituye una enfermedad ni un trastorno, sino que es indicativa de una función inherente del cerebro que busca significado y coherencia incluso con datos dispersos.

Los autores de un estudio publicado en Imaging Neuroscience en 2025 señalan que este fenómeno refleja una adaptación evolutiva que favorece la rápida detección de señales socialmente relevantes y se apoya en las mismas funciones para el reconocimiento de rostros reales.

Jeff Hawkins, especialista en neurociencia, as

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