Dicen que los 30 son los nuevos 20, pero cuidado con la crisis de los 40; a los 25 te piden diez años de experiencia laboral, pero a los 35 estás sobrecualificado para el puesto; a los 50 la clave es reinventarse, pero que no parezca que no asumes que ya no tienes 30; y a los 60 te felicitan porque no los aparentas. La edad es una presión constante a la hora de relacionarnos e incluso a veces una razón de exclusión. 

Esther Polo había organizado una noche de reencuentro con sus amigas después de no verse en todo el verano, pero el plan, en la conocida sala madrileña Florida Park, se frustró al llegar a la puerta. “La chica de relaciones públicas con la que hablé ya me había advertido de que podía ser que no nos dejaran entrar, por un cambio de política que estaban implementando de no dejar pasar a mayores de 35, pero la verdad es que no me lo terminé de creer porque nunca me había pasado algo así y ya conocía el lugar”, cuenta Polo. 

Al intentar pasar le dijeron que su código QR no era válido, sin proponer ninguna solución ni permitir la mediación de la persona de relaciones públicas que lo había generado. “Yo entonces les dije: ‘¿En serio no me vais a dejar entrar por ser mayor de 35?’. Para que supieran que sabía lo que estaban haciendo. Y ahí miraron al de seguridad, que me dijo que tenía que abandonar la cola”.

La reacción de Esther Polo fue grabar un vídeo y contar en su cuenta de Instagram, y después en TikTok, lo que había pasado. No se dedica profesionalmente a las redes ni cuenta con una gran comunidad de seguidores, por lo que no contaba con superar las 300.000 visualizaciones y recibir cientos de comentarios. 

“La verdad es que no pensé en pedir una hoja de reclamaciones porque no buscaba conflicto y al final tampoco te apetece entrar en un sitio en el que no quieren que estés, pero pensé en ponerme a grabar para que otras personas no pasaran por ese mal trago, porque trasladan la responsabilidad al cliente, como si tú hubieras hecho algo mal o te estuvieras intentando colar”, reconoce Polo.

Si te interesa atraer a un público joven hay mil maneras de enfocar el producto para hacerlo atractivo para esa edad sin caer en la discriminación

“Creo que el vídeo ha tenido éxito porque mucha gente ha empatizado o ha vivido experiencias similares. Hay mucha vida después de los 30. Yo tengo 44 años y me siento plena y me encanta salir de fiesta por la noche, pero es triste que te traten como si no tuvieras valor por tu edad”, opina Polo. Además, como experta en marketing, resalta la mala estrategia: “Si te interesa atraer a un público joven, hay mil maneras de enfocar el producto para hacerlo atractivo para esa edad sin caer en la discriminación”. 

“Nos pasó lo mismo la misma noche”, coincide Christian Herrera. “Estuvimos celebrando un cumpleaños en los Kioscos [la zona de terraza del local en la que se hace el ‘tardeo’], cuando cerró fuimos a la Galería [el espacio de restaurante y coctelería del mismo recinto] y, más tarde, al intentar entrar en la discoteca, el portero nos dijo que la persona de relaciones públicas que conocíamos ya no trabaja allí, que había cambiado el dueño y que el ambiente de dentro de la sala eran menores de 30”, relata. Él y su grupo de amigos, de entre 40 y 46 años, no cumplían con el perfil. “Igualmente intentamos pasar para tomar un par de consumiciones dentro, pero nos dijo muy amablemente que no podía ser, así que acabó la noche y nos fuimos a casa”.

Una fuente del entorno de la sala confirma el cambio de tendencia del local en las últimas semanas aunque niega el veto del local por razones de edad: “Hay una nueva dirección que quiere darle un giro a la sala y han despedido a los antiguos relaciones públicas, ahora son todos bastante jovencitos y están en el ambiente de los colegios mayores. El público anterior que teníamos era mayor y ahora estamos empezando a trabajar con un público nuevo, entonces, cuando viene el público que solía venir simplemente se les informa de que ahora el público es muy joven, no se les prohíbe la entrada, pero se les informa de que se les va a cobrar una entrada de 30 euros, que la música ya no es la misma y que va a estar rodeado de gente de una edad media de 25 años”. “Nuestra obligación es que sepan que ya no es el ambiente que ellos conocen de los últimos nueve años, para que no crean que les estafamos, pero muchos clientes se lo toman mal y ha habido denuncias policiales”, aclaran.

Tanto Polo como Herrera aseguran que a ellos en ningún momento se les ofreció la opción de entrar, ni pagando una entrada más cara ni tras informar del cambio en la media de edad de la clientela. 

Absolutamente todas las discotecas de Madrid están enfocadas a un público concreto y se intenta filtrar porque en el momento en que mezclas públicos, hay problemas y peleas

Andrea Castillo, que prefiere que no se publique su verdadero nombre, ha vivido situaciones muy similares en otros locales de Madrid. “Me ha pasado en Blondie Club y en Gabana, utilizan la excusa de que no funciona el QR, pero el relaciones públicas nos había advertido de que si no nos dejaban entrar era por una cuestión relativa a la edad, y es verdad que nunca me había pasado antes”, comenta. “A varias amigas les ha pasado alguna vez que no las dejen entrar en ciertos sitios por apariencia. Yo suelo ir bien vestida y creo que es claramente por la edad, pero nunca nos hemos planteado pedir la hoja de reclamaciones”.

Desde el entorno de Florida Park aseguran que “no es una moda de ahora, es una cosa de toda la vida”. “Absolutamente todas las discotecas de Madrid están enfocadas a un público concreto y se intenta filtrar porque en el momento en que mezclas públicos, hay problemas y peleas”, argumentan. elDiario.es ha intentado por diferentes medios contactar con las discotecas Blondie Club y Gabana, para conocer su versión, sin obtener respuesta.

¿Es legal que no permitan entrar?

“Estos locales, como los bares y restaurantes, tienen reservado el derecho de admisión, son locales privados que pueden decidir denegar la entrada a alguien. Sin embargo, esa denegación de entrada tiene que ser siempre por criterios objetivos, que tienen que estar informados de manera visible, y siempre respetando el artículo 14 de la Constitución Española, que apunta al derecho a la Igualdad”, explica Esther Lorente, abogada especialista en derecho de Consumo. 

No pueden prohibirte la entrada por tener determinada edad, siempre que seas mayor de 18, igual que no pueden hacerlo por pertenecer a una etnia o por tu condición sexual

Esther Llorente Abogada especializada en derecho de consumo

Que te digan que no entras porque no les da la gana no es una razón objetiva, sin embargo, tener una actitud violenta o estar ebrio sí puede impedirte el paso. Por otro lado, el artículo 14 recoge que no puede prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. 

“No pueden prohibirte la entrada por tener determinada edad, siempre que seas mayor de 18, igual que no pueden hacerlo por pertenecer a una etnia o por tu condición sexual”, aclara Lorente. “Sí pueden tener un código de vestimenta concreto, siempre que esté comunicado a la comunidad autónoma y visible, y aplique por igual a todos los clientes”. Además, si hay conflicto entre el derecho de admisión y el derecho a la no discriminación, siempre va a primar el segundo, por ser un derecho fundamental. 

¿Qué puedo hacer si me pasa?

Si te encuentras con una situación discriminatoria de este tipo, lo primero es pedir la hoja de reclamaciones. “La tienen que facilitar de manera obligatoria, es el canal para hacer una queja formal”, apunta la abogada Lorente. “Si aun así no te la dan, tampoco pasa nada, puedes llamar a la policía local para que se persone en el lugar, que es bastante efectivo. Pero si no tienes ganas de follones o de quedarte más tiempo allí, puedes recoger los datos del local, descargarte en tu casa la hoja y poner la reclamación diciendo que además no te han querido dar la hoja de reclamaciones”, explica la abogada, que resalta la importancia de incluir cualquier fotografía o prueba de la discriminación.

La exclusión por edad ha saltado también al sector turístico. La organización FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado a la cadena de hostales Onefam Hostels por limitar el check-in a personas con edades entre los 18 y los 45 años. La empresa, con establecimientos en Madrid, Barcelona y Sevilla, aboga por un ambiente de comunidad y fomenta la interacción entre los huéspedes con eventos y cenas comunes.

“Todos son usos abusivos del derecho de admisión claramente sancionables”, afirma Rubén Sánchez, portavoz y secretario general de FACUA, que aclara que anunciar claramente la restricción no legaliza el abuso. “Además, en el caso de hoteles y hostales, pueden reclamarse daños y perjuicios económicos. Imagina que tienes que buscar alojamiento alternativo porque reservaste y cuando se enteran de tu edad no te dejan entrar. El gasto extra es reclamable, e incluso daños morales”. 

Para Polo, este caso que ha ido narrando en sus redes sociales, trasciende a la anécdota de su noche frustrada: “Esto no va en concreto de esta discoteca, ni de lo que me pasó a mí, esto va sobre cómo en nuestra sociedad estamos tratando la diversidad y el tipo de sociedad que queremos construir entre todos”.