El presidente Donald Trump está al borde del mayor logro diplomático de su segundo mandato:

el cese de la brutal guerra entre Israel y Hamás, y el miércoles por la noche dejó en claro que estaba ansioso por volar al Medio Oriente para presidir un alto el fuego y dar la bienvenida a los rehenes que han pasado dos largos años en cautiverio subterráneo.

Para Trump, el éxito en esta empresa es la prueba definitiva de su autodenominado objetivo de negociador y pacificado r, y un camino hacia el Premio Nobel de la Paz que tan abiertamente ha codiciado.

Casualmente, el ganador de 2025 se anunciará apenas horas antes de su posible partida para dar su vuelta de la victoria en Egipto e Israel.

Mucho podría salir mal en los próximos días, y en Oriente Medio suele suceder.

El acuerdo

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