Laszlo Krasznahorkai sabe lo que es vivir épocas convulsas. Nació en la Hungría bajo el dominio de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Quizá por eso su obra se acerca a una exploración de los abismos humanos y la parte más melancólica del alma. Esa capacidad de describir lo triste, lo oscuro y convertirlo en arte. Eso ha destacado el jurado del Premio Nobel. En un mundo saturado de información y distracciones, la literatura de Krasznahorkai ofrece un refugio, un espacio para la contemplación y el asombro ante los misterios de la existencia.

Nació en los años 50 en la ciudad de Gyula, una zona rural remota similar al escenario que describiría en su primera novela, y no abandonó su país hasta los años 80. Recaló en Berlín occidental donde vivió la caída del muro.

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