Ferrari vive este jueves la peor sesión desde que empezó a cotizar en bolsa hace una década al desplomarse sus acciones hasta un 16%. Los inversores la hacen pagar por presentar unas previsiones más prudentes de lo esperado y por recortar el impulso de su estrategia eléctrica.

En su revisión presentada hoy la compañía estima que el beneficio ajustado se eleve a los 3.600 millones de euros para el 2030, desde los 2.720 millones de este año. El camino deja un incremento de los beneficios inferior al que había presentado su directiva hace tres años. Los ingresos crecerán a razón de un 5% anual hasta el 2030, cuando llegarían a los 9.000 millones. Para Michael Dean, analista de Bloomberg Intelligence, la senda planteada “parece débil frente a las altas expectativas”. Además pincha la retribu

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