Eduardo Ruiz-Healy

El Economista publicó ayer una nota que debería preocuparnos a todos: el contrabando de cigarros alcanzó niveles históricos y ya representa casi un tercio del mercado nacional. Los decomisos más recientes revelan que miles de cajetillas ilegales entran cada semana al país, evadiendo el pago del IEPS y el IVA. Detrás de esas cifras hay una sangría fiscal silenciosa: según un estudio del IPN, el 28% de los cigarros que se venden son ilegales, lo que representa pérdidas fiscales de hasta 26 700 millones de pesos al año. Otras fuentes, como la industria tabacalera y el Colegio de México, hablan de unos 13 500 millones, pero cualquiera de las dos cifras retrata un problema mayúsculo: la evasión de impuestos por tabaco cuesta al Estado más que todo el presupuesto anual de la

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