“Cuando le pregunté al General sobre la foto dedicada que el Che le había entregado en nombre del “gordo” Cooke en la que se veía a éste vestido de guerrillero cubano, me comentó: “Este hombre ha dejado de ser peronista”- me confió Enrique Pavón Pereyra , su secretario y biógrafo durante los primeros años del exilio de Perón en Madrid, a quien entrevisté para mi biografía del Che.
John William Cooke , ‘el gordo’, líder de la izquierda peronista, exiliado en Cuba, había convencido al Che de que ningún proyecto revolucionario era viable en Argentina sin el apoyo del general Perón, aquel cuya caída en 1955 como consecuencia de una asonada militar había arrancado a Ernesto Guevara un insolente párrafo en una carta a su madre, visceralmente antiperonista: “La caída de Perón me amarg