
Dice el refranero español que “el que parte y reparte, se queda con la mejor parte”. Y Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE – hoy en prisión preventiva por organización criminal, cohecho y tráfico de influencias –, cumplió con creces el proverbio. El guardián de las finanzas socialistas y responsable de velar por las obligaciones de militantes y cargos decidió unilateralmente en 2022 saltarse los estatutos e incumplir con el baremo aprobado por el Comité Federal para la “donación” que los militantes están obligados a aportar al partido. Entre los propios dirigentes del PSOE se le conoce como el “impuesto revolucionario” que Ferraz se encarga de reclamar a todos los afiliados con una relación laboral vinculada al partido o a una administración gobernada por sus siglas. En otras formaciones, como en ERC, se le llama, “carta financiera” y en otras eufemísticamente “aportación voluntaria”.
En el caso del PSOE, las aportaciones comprometidas de los cargos del PSOE son un recurso económico previsto en sus Estatutos, en los actuales artículos 58.f y 63 y siguientes , y también en el 380 del Reglamento Federal de desarrollo de los Estatutos Federales, en desarrollo de la previsión del artículo 2.dos.a de la Ley de Financiación de Partidos Políticos. El pago de las aportaciones, consideradas donaciones, es un compromiso asumido por los militantes, tal y como recoge el artículo 10 de los Estatutos Federales, junto con la cuota ordinaria. Como tales son comunicadas a la Agencia Tributaria a los efectos de las correspondientes declaraciones de IRPF de los afiliados y cargos.
Santos Cerdán hizo esta aportación en su condición de diputado autonómico en el Parlamento de Navarra a través del PSN de forma anual. Y lo hizo mediante ingreso efectivo los años 2014, 2015 y 2016 y mediante transferencia bancaria en el 2017. En concreto, abonó 1.500, 1.400 y 1.800 euros los tres primeros ejercicios y el último, 1.200. No consta, sin embargo, entre la documentación aportada por el PSOE al Tribunal Supremo que pagase ninguna cantidad en el año 2018.
En 2019, año en que fue elegido diputado por Navarra en el Congreso, volvió desde el mes de julio a cumplir con la obligación estatutaria. Primero, con una aportación de 238,94 euros, que llegó a incrementar hasta los 384,64 euros en julio de ese año. Entre marzo de 2020 y septiembre de 2021 la cantidad mensual se mantuvo en una cuantía fija de 400,95 euros, que dejó de abonar durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de ese año y enero de 2022.
A partir de febrero de 2022, el ex secretario de Organización del PSOE retomó el pago al partido con una cuota fija mensual de tan solo 100 euros, que abonó hasta junio de 2025. Fue precisamente en 2022 cuando el Comité Federal del PSOE celebrado en enero aprobó, la última tabla de cuotas calculadas sobre los ingresos brutos anuales de sus cargos para determinar la cuantía que corresponde aportar a cada uno de ellos.
Solo aquellos que ganan 1.999 euros brutos mensuales quedan exentos del pago mientras que se estableció una horquilla de entre 39 y 1.125 euros mensuales para los que ganasen entre 2.000 y 11.500 euros brutos al mes. Sin embargo, aunque desde octubre de 2021, Cerdán recibía un sueldo neto mensual del Congreso por su condición de diputado de 5.296 euros mensuales y estaba obligado a aportar al partido, de acuerdo a lo aprobado en su máximo órgano entre congresos, entre 200 y 250 euros al mes, decidió unilateralmente rebajarse esa cuantía hasta los 100 euros. Cuando su salario era abonado por el PSOE en su condición de miembro de la Comisión Ejecutiva Federal, llegó a pagar entre 420 y 525 euros mensuales.
Siendo secretario de Organización, Cerdán realizó también un microcrédito electoral de 3.000 euros mediante transferencia suscribiendo el correspondiente contrato que fue objeto de devolución con los intereses correspondientes, exactamente 3.024,36 euros. E hizo además una donación de 600 euros mediante transferencia que fue empleada para una cuestación colectiva que realizó el PSOE al Instituto de Salud Carlos III para la investigación de la Covid.
De la documentación que el PSOE ha entregado en el Supremo, del baremo aprobado por el partido en su máximo órgano entre congresos y de las nóminas de varios cargos que ha podido recabar elDiario.es se deduce que mientras Cerdán, como responsable de Organización, velaba con excesivo celo de que todos los cargos cumplieran con lo estipulado, él no cumplía con las cuantías a las que debía hacer frente a tenor de su salario. Y eso que son frecuentes desde Organización las cartas que se remiten a los trabajadores en nómina del PSOE o del Grupo Socialista para que afronten el llamado impuesto revolucionario, aunque no sean afiliados y no estén obligados a ello.
Fuentes de la dirección socialista han tratado de restar importancia al incumplimiento reiterado de la aportación de Cerdán en sus últimos años como afiliado. Tanto que desde Ferraz admiten que son varios los cargos que hacen caso omiso de los baremos y se saltan a la torera los Estatutos con el argumento de que o pasan por una situación económica delicada o que tienen que hacer frente a demasiados gastos si proceden de otra circunscripción distinta a la de Madrid.
Otros dirigentes con cargo en el partido o en el Gobierno se han llevado, sin embargo, las manos a la cabeza al conocer la pírrica aportación del que fuera secretario de Organización antes que Rebeca Torró. No en vano, un concejal de un pequeño municipio de Madrid con un salario bruto anual de 60.000 euros –más de 5.000 euros mensuales– aporta cada mes 340 euros a las arcas del partido. Un ministro, 580 euros mensuales; un diputado autonómico de Madrid, 400 euros y un asesor de Presidencia del Gobierno, 188.
El que parte y reparte, ya saben, Cerdán se asignó la mejor parte.