Los salones de belleza han ganado muchos clientes en el último tiempo a partir de la proliferación de las redes sociales y el criterio de estética y prolijidad que rige en nuestros tiempos. Aquellos que administran algunos de estos locales saben que estos implican mucho más que brindar tratamientos de belleza. Y que la gestión diaria es por momentos abrumadora, debiendo atender desde los turnos de los clientes hasta aspectos administrativos fundamentales.
Con todo esto, hay muchas posibilidades de que los gestores se topen ante problemas comunes como conflictos de horarios, datos desorganizados de los clientes y el constante reto de las citas a las que no acuden, lo que redunda en una pérdida de ingresos. Estos retos hacen que el funcionamiento del salón sea estresante y pueden dañar al c