En la Argentina actual, el poder se ha vuelto espectáculo . No se trata ya de la política como representación, sino de la representación misma convertida en política. El “show” del Movistar Arena protagonizado por Javier Milei constituye, en ese sentido, mucho más que una anécdota grotesca: es la puesta en escena de un modo de dominación basado en la teatralización del desvarío, la estetización del cinismo y la banalización del sufrimiento colectivo . Lo que antes era política hoy se ha vuelto performance; lo que era liderazgo hoy es acting; lo que era ideología, hoy se reduce a marketing emocional.

Milei no canta “Demoliendo hoteles”, la destruye —como destruye el sentido de toda una tradición cultural que le resulta ajena—. La operación es simbólicamente precisa: el líder autoprocla

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