En días pasados fue el aniversario de la muerte de Rómulo Betancourt, uno de los grandes venezolanos del siglo XX. Pasados ya cuarenta y cuatro años de recuerdos tan vivos, pienso en cómo vuela el tiempo y cuánto ha cambiado Venezuela.

El 21 de septiembre de 1981 lo vi en Nueva York, tras el discurso de Luis Herrera en la ONU. Fue con el Presidente esa noche al Yankee Stadium. Disfrutaron el encuentro, conversaron y rieron. Se simpatizaban mutuamente, aunque pertenecían a partidos distintos y competidores, pero que habían sabido ser socios leales en la coalición de gobierno presidida por Betancourt entre 1959 y 1964, fruto del Pacto de Puntofijo de 1958, acuerdo de gobernabilidad que sustentó el inicio de los cuarenta años de estabilidad y alternancia democrática, con la constitución hast

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