
WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump afirmó el viernes que impondrá un gravamen adicional del 100% a las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre o antes, lo que podría escalar las tasas arancelarias a niveles que, en abril, avivaron los temores de una recesión pronunciada y caos en los mercados financieros.
El presidente dijo que los nuevos aranceles se deben a los controles de exportación impuestos por China a las tierras raras.
Trump dijo en Truth Social que “a partir del 1 de noviembre de 2025 (o antes, dependiendo de cualquier acción o cambio adicional por parte de China), los Estados Unidos de América impondrán un arancel del 100% a China, además de cualquier arancel que estén pagando actualmente”.
El presidente afirmó el viernes que “parece no haber razón” para reunirse con el líder chino Xi Jinping como parte de un próximo viaje a Corea del Sur y amenazó con imponer aranceles adicionales después de que China restringiera las exportaciones de tierras raras necesarias para la industria estadounidense.
El presidente republicano sugirió que estaba considerando un “enorme aumento” de los impuestos de importación a los productos chinos en respuesta a las acciones de Xi. Es posible que esto sea una postura para eventuales negociaciones o una represalia que podría generar nuevos temores sobre la estabilidad de la economía global.
“Una de las políticas que estamos calculando en este momento es un enorme aumento de aranceles a los productos chinos que ingresan a los Estados Unidos de América”, publicó Trump en Truth Social. “Hay muchas otras contramedidas que, de igual manera, están bajo seria consideración”.
Estados Unidos y China han estado compitiendo para obtener ventajas en las conversaciones comerciales, después de que los aranceles anunciados a principios de este año desencadenaran una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo. Ambas naciones acordaron reducir los gravámenes tras realizar negociaciones en Suiza y Reino Unido; sin embargo, las tensiones persisten, ya que China ha buscado restringir el acceso de Estados Unidos a las tierras raras necesarias para una amplia gama de tecnologías estadounidenses.
Trump no canceló formalmente la reunión con Xi, sino que indicó que podría no ocurrir como parte del viaje que realizará a finales de mes en Asia. En dicho viaje estaba programada una parada en Malasia, país anfitrión de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), así como una parada en Japón y una visita a Corea del Sur, donde estaba previsto que se reuniera con Xi antes de la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico.
“Debía reunirme con el presidente Xi en dos semanas, en la APEC, en Corea del Sur, pero ahora parece no haber razón para hacerlo”, publicó Trump.
La amenaza del republicano rompió una calma de varios meses en Wall Street, y el S&P 500 cayó un 2,7% debido a las preocupaciones sobre el aumento de las tensiones entre las economías más grandes del mundo. Fue el peor día del mercado desde abril.
El jueves, el gobierno chino restringió el acceso a las tierras raras antes de la reunión programada entre Trump y Xi. Beijing exigiría que las empresas extranjeras obtuvieran una aprobación especial para enviar los elementos metálicos al extranjero. También anunció requisitos de permisos para las exportaciones de tecnologías utilizadas en la minería, fundición y reciclaje de tierras raras, añadiendo que cualquier solicitud de exportación para productos utilizados en bienes militares sería rechazada.
Trump indicó que China se está “volviendo muy hostil” y que está manteniendo al mundo “cautivo” al restringir el acceso a los metales y los imanes utilizados en electrónica, chips de computadora, láseres, motores a reacción y otras tecnologías.
“No he hablado con el presidente Xi porque no había razón para hacerlo”, publicó Trump. “Esto fue una verdadera sorpresa, no solo para mí, sino para todos los líderes del mundo libre”.
La embajada china en Washington no ha respondido a una solicitud de comentarios de The Associated Press.
Sun Yun, directora del programa de China del Stimson Center, dijo que Beijing reaccionó a las sanciones estadounidenses impuestas esta semana contra empresas chinas y las próximas tarifas portuarias dirigidas a embarcaciones relacionadas con China, pero afirmó que hay espacio para la desescalada con el fin de mantener viva la reunión de los líderes. “Es una reacción desproporcionada”, dijo Sun. “Beijing siente que la desescalada también tendrá que ser mutua. Hay margen de maniobra, especialmente en la implementación”.
Trump señaló que la medida sobre las tierras raras era “especialmente inapropiada” dado el anuncio de un alto el fuego entre Israel y Hamás en Gaza. Conjeturó, sin dar evidencia alguna, que China trata de robarle el momento por su papel en el alto el fuego, diciendo en las redes sociales: “Me pregunto si el momento fue una coincidencia”.
Ya existe un retraso en las solicitudes de licencias de exportación de la ronda anterior de controles de exportación de elementos de tierras raras impuestos por Beijing, y los recientes anuncios “añaden más complejidad a la cadena de suministro global” de esos elementos, sostuvo en un comunicado la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China.
Gracelin Baskaran, directora del Programa de Seguridad de Minerales Críticos en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, D.C., dijo que China señaló que está abierta a negociaciones, pero también tiene ventaja porque domina el mercado de las tierras raras con el 70% de la minería y el 93% de la producción de imanes permanentes fabricados con ellas, que son cruciales para productos de alta tecnología y el ejército.
“Estas restricciones socavan nuestra capacidad para desarrollar nuestra base industrial en un momento en que necesitamos hacerlo. Y luego, en segundo lugar, es una herramienta de negociación poderosa”, afirmó. Y estas restricciones pueden perjudicar los esfuerzos para fortalecer al ejército estadounidense en medio de tensiones globales porque se necesitan las tierras raras.
El estallido de una guerra comercial alimentada por aranceles entre Estados Unidos y China inicialmente hizo temblar a la economía mundial ante la posibilidad de un colapso del comercio global. Trump impuso aranceles que totalizaban el 145% a los bienes chinos, mientras que China respondió con impuestos de importación del 125% a los productos estadounidenses.
Los impuestos eran tan altos que, en los hechos, constituían un bloqueo al comercio entre los países. Eso llevó a negociaciones que redujeron el arancel cobrado por el gobierno de Estados Unidos al 30% y la tasa impuesta por China al 10% para que pudieran llevarse a cabo más conversaciones. Pero las diferencias continúan sobre el acceso de Estados Unidos a las tierras raras de China, las restricciones estadounidenses sobre la capacidad de China para importar chips de computadora avanzados, las ventas de soya cultivada en Estados Unidos y una serie de tarifas portuarias recíprocas que ambos países impondrán a partir del martes.
El significado real de la amenaza de Trump está abierto a la interpretación, ya que podría ser simplemente un intento de ganar algo de influencia bajo la creencia de que China ha jugado mal sus cartas o una señal ominosa de tensiones comerciales que podrían llevar a un aumento potencialmente destructivo de los aranceles.
El representante republicano de Nebraska, Don Bacon, dijo que “China no ha sido un socio comercial justo durante años”, pero el gobierno de Trump debería haber anticipado las restricciones de Beijing sobre las tierras raras y la negativa a comprar soya estadounidense en respuesta a los aranceles.
Wendy Cutler, vicepresidenta senior del Instituto de Política de la Sociedad de Asia, dijo que la publicación de Trump muestra la fragilidad de la distensión entre los dos países, y no se sabe si ambas partes están dispuestas a desescalar para salvar la reunión bilateral.
Cole McFaul, investigador del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, aseguró que Trump parece estar preparándose para conversaciones ante la posibilidad de que China haya jugado mal sus cartas. Por el contrario, China considera que ha salido ganando cuando los dos países han entablado conversaciones.
“Desde el punto de vista de Beijing, están en un momento en el que sienten mucha confianza sobre su capacidad para manejar al gobierno de Trump”, dijo McFaul. “Su impresión es que han llegado a la mesa de negociaciones y han extraído concesiones clave”.
Craig Singleton, director senior del programa China en la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de expertos, aseveró que la publicación de Trump podría “marcar el comienzo del fin de la tregua arancelaria” que había reducido las tasas arancelarias entre ambos países.
Todavía no está claro cómo Trump planea seguir adelante con sus amenazas y cómo planea responder China.
“Pero el riesgo es claro: la perturbación mutuamente asegurada entre las dos partes ya no es una metáfora”, afirmó Singleton. “Ambas partes están listas para usar sus armas económicas y ninguna parece dispuesta a ceder”.
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Los periodistas de la AP Stan Choe en Nueva York y Josh Funk en Omaha, Nebraska, contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.