**Escándalo en la Fiscalía: Filtraciones y Negaciones en el Supremo**

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, compareció ante el Tribunal Supremo para defenderse de las acusaciones de filtración de correos electrónicos que afectan a Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Durante su declaración, Ortiz fue contundente al responder a la pregunta del abogado del Estado, José Ignacio Ocio, sobre si había divulgado información a los medios: "Rotundamente no".

González Amador ha presentado una querella contra Ortiz, alegando que este filtró datos personales relacionados con una investigación por fraude fiscal. A menos de un mes del inicio del juicio, el fiscal general reiteró su inocencia, afirmando: "No he filtrado nada". Además, negó tener conocimiento de que la información hubiera salido de la Fiscalía General del Estado, asegurando que no tenía "ninguna constancia" de ello.

En su defensa, Ortiz también subrayó que no intentó perjudicar a González Amador por su relación con Ayuso, afirmando que es "un ciudadano con la plenitud de sus derechos legales y constitucionales". En un giro notable, el fiscal general no se sentó en el banquillo de los imputados, sino que defendió su posición desde el estrado.

Un punto controvertido de la declaración fue el borrado masivo de datos de su teléfono móvil, que Ortiz justificó como una medida de seguridad. Las declaraciones también revelaron tensiones internas en la Fiscalía. La fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, testificó que Ortiz no desmintió haber filtrado información cuando ella le preguntó sobre el asunto. Sin embargo, Ortiz contradijo esta versión, expresando dudas sobre la forma en que se desarrolló la conversación.

Por su parte, Alberto González Amador, quien fue el último en declarar, afirmó que su querella se debió a la supuesta filtración de un correo electrónico de su defensa, en el que su abogado admitía que él había cometido delitos fiscales. Amador insistió en que no es culpable y que el correo no era una confesión, aunque reconoció haber explorado un pacto con la Fiscalía para evitar que la investigación afectara a Ayuso.

Además, González Amador admitió tener contactos frecuentes con Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Ayuso, quien había afirmado que la Fiscalía había roto un pacto con él por "órdenes de arriba", lo que fue desmentido por Ortiz. Rodríguez, al ser cuestionado sobre el tema, respondió: "Es no es información, es que tengo el pelo blanco", sugiriendo su experiencia en el ámbito político.

Este caso ha puesto de relieve la complejidad de las relaciones entre la Fiscalía y la política, así como las implicaciones de las filtraciones en el contexto de la justicia española.