Mario Guevara regresó a El Salvador el 3 de octubre, más de dos décadas después de huir de su país. Su sueño era volver, cierto, pero no así: en un vuelo de extradición de Estados Unidos, deportado, tras más de 100 días en detención. Lo hizo con las muñecas marcadas por las esposas, 25 libras menos y las ojeras oscurecidas por las lágrimas; pero también con la sonrisa de saber que, a pesar de todo, había llegado a casa.

Es periodista. En Georgia había trabajado con publicaciones hispanas antes de lanzar su canal de noticias. Lo siguen miles de personas que lo admiran o lo critican, le creen o le cuestionan, pero siempre están pendientes de sus reportes. Ellos fueron los que denunciaron primero su detención en el verano, cuando fue arrestado en la cobertura de las protestas “Sin reyes”, en

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