Ferrari , Porsche y Mercedes-Benz revisan a la baja su estrategia de comercialización de coches eléctricos. Los fabricantes automovilísticos de lujo han dejado atrás su ambición en materia de electrificación ante la falta de demanda de este tipo de motorizaciones en los distintos mercados europeos, así como las dudas en Bruselas sobre la prohibición de los motores de combustión en 2035. Una situación que ha obligado a la industria del automóvil a reducir sus expectativas con el coche eléctrico.

La última marca en hacerlo ha sido Ferrari . El fabricante italiano de coches de lujo prevé que solo un 20% de sus modelos serán 100% eléctricos en 2030, frente al 40% que estimaba en 2022. Un cambio que hará que el 80% de los modelos de la firma del caballo cuenten con un motor de combustión, 40% con sólo un propulsor interno y otro 40% combinándolo con uno híbrido.

Estas nuevas estimaciones se basan en un enfoque centrado en el cliente, un entorno actual lastrado por las tensiones geopolíticas y una evolución de la demanda menor a la estimada en la línea de modelos de vehículos deportivos para 2030.

No obstante, Ferrari ha confirmado su plan para reducir sus emisiones de Alcance 1 y 2 en al menos un 90% en términos absolutos para 2030 y mantener la neutralidad en carbono. Además, la firma italiana prevé aumentar la compra de electricidad renovable , instalar nuevos paneles solares y comprar certificados de biometano para lograr estos objetivos.

Mercedes también dice adiós a los eléctricos

Mercedes-Benz también ha dado marcha atrás con el coche eléctrico y continuará produciendo motores de combustión más allá de 2030, diciendo adiós a sus ambiciosos objetivos en materia de electrificación programados para esta década. ¿Los motivos? Los mismos que ha argumentado Ferrari: la ralentización de la demanda en el mercado europeo ante la reducción de los incentivos de los distintos gobiernos, la tensiones geopolíticas y las dudas de los políticos con las normas impuestas en materia de emisiones de CO2.

El cambio del modelo de negocio del fabricante automovilístico alemán hacia la electrificación llega tras unos registros que han sido decepcionantes en su división de coches eléctricos por los elevados costes de los sedanes Mercedes EQS y Mercedes EQE en relación a la baja demanda en los mercado. Un segmento clave de la estrategia para aumentar los beneficios de la compañía a través de las ventas de vehículos de alta gama.

El objetivo de la compañía es incrementar las ventas de sus automóviles más caros hasta en un 60% para 2026 y elevar el margen operativo alrededor del 14%, lo que supondría un incremento de unos cinco puntos porcentuales con respecto de los registros actuales.

Bentley, Porsche o Aston Martin

Otras marcas como Bentley, Porsche o Aston Martin también han revisado su estrategia de electrificación a la baja con el retraso de lanzamientos con este tipo de motorizaciones o el alargamiento de la vida de los modelos híbridos.

En concreto, Porsche ha suavizado sus ambiciones en materia de vehículos eléctricos y ha avisado que sólo alcanzará su previsión de un 80% de las ventas totales con este tipo de motorizaciones en 203o en caso de que la demanda aumente en los distintos mercados.