La vida de José Moro se escribe en vino. Hijo y nieto de bodegueros, consiguió posicionar Emilio Moro como una de las bodegas más reconocidas del mundo. Tras ello, y motivado por fricciones surgidas en el seno de la compañía, decidió centrarse en su proyecto personal: Cepa 21, una bodega con la que está replicando el éxito ya logrado antes y que se hizo desgraciadamente conocida para el común de la sociedad en febrero del pasado año, cuando una exempleada saboteó la bodega, derramando 60.000 litros de vino, valorados en más de dos millones de euros.

–¿En qué punto está su proyecto?

–En el mejor momento posible. Ha tenido una trayectoria muy espectacular desde todos los puntos de vista, empezando por los viñedos, que han ido creciendo a lo largo de los años, bajando las raíces para coger

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