El francés Esteban Ocon ha desvelado el lado más desconocido y aterrador de la Fórmula 1 , un mundo de velocidad extrema en el que, a pesar de los avances en seguridad, los pilotos siguen exponiendo su cuerpo a límites inhumanos. En una entrevista en el canal de YouTube Legend , el actual piloto de Alpine compartió los detalles del brutal accidente que sufrió en el Gran Premio de Miami 2022 , un golpe que, aunque en su momento pareció menor, tuvo consecuencias físicas serias.

“ Llegué a los 42G. Me golpeé en las rodillas y no podía casi caminar ”, relató Ocon, que aquel fin de semana compartía equipo con Fernando Alonso . “ En la mañana siguiente me estaba duchando... y me desplomé. Perdí el equilibrio y caí, no estaba nada bien ”, añadió.

El francés reconoció además que tras el accidente sufrió un síntoma aún más preocupante: “ Orinaba rojo. Fue algo muy serio, pero aun así competí y conseguí puntos .”

Un golpe que no parecía tan grave

Aquel impacto se produjo durante los entrenamientos del GP de Miami, cuando Ocon perdió la trasera de su coche en una curva y se estrelló de lateral contra el muro. Aunque el piloto salió aparentemente ileso, el golpe superó los 40G y dejó el chasis destrozado. En televisión, la escena no transmitió la gravedad real del accidente, pero sus secuelas lo dejaron claro.

“ He tenido varios accidentes fuertes. Algunos me dejaron inconsciente, con la vista borrosa durante tres o cuatro días. En la F1 se habla poco de lo que viene después, de cómo el cuerpo se recupera de esas fuerzas”, explicó.

Su testimonio pone de manifiesto que, incluso en la era más segura de la Fórmula 1, los pilotos siguen arriesgando su integridad física cada vez que se suben al coche .

Un deporte cada vez más seguro... pero igual de extremo

Desde el trágico incendio de Romain Grosjean en Bahréin 2020 , los accidentes graves son menos frecuentes. Sin embargo, las velocidades alcanzadas —por encima de los 300 km/h— y los circuitos urbanos, como los de Arabia Saudí o Bakú , siguen situando a los pilotos “en el límite del límite”, como describen muchos de ellos.

Los monoplazas modernos están diseñados para absorber impactos extremos, pero las fuerzas G que sufre el cuerpo humano son imposibles de eliminar del todo. “ El coche resiste, pero tú no siempre ”, confesó un ingeniero del paddock. “Hay golpes que parecen pequeños y terminan con microlesiones internas”.

El ejemplo de Sainz y Alonso

Ocon no es el único que ha vivido un episodio así. Carlos Sainz recordó en su día su brutal accidente en Sochi 2015 con Toro Rosso:

“Iba a 260 km/h, perdí el control y me fui directo al muro. Quedé debajo de las protecciones. Mis padres se asustaron muchísimo. Me costó varios días recuperarme, pero quise correr igualmente.”

Por su parte, Fernando Alonso ha sobrevivido a varios choques que marcaron su carrera. El asturiano aún recuerda el de Brasil 2003 o el terrorífico impacto con Esteban Gutiérrez en Australia 2016 , cuando su McLaren voló por los aires tras tocarse con el mexicano.

“ Me bajé del coche, sacaron la bandera roja y vino la ambulancia. Pero lo único que quería era volver al paddock, no ir al hospital ”, contó Alonso años después en DAZN.

El bicampeón español sufrió una conmoción y varias costillas rotas, pero insistía en subirse al coche de nuevo: “ Pensaba que podía usar el coche de reserva, que ya ni existía. Estaba en shock, pero mi instinto era volver a correr. ”

El cuerpo como escudo

Los pilotos de Fórmula 1 son atletas de élite , pero también seres humanos que conviven con un nivel de exigencia física y mental extremo. Las fuerzas que soportan en cada curva pueden superar las 6G laterales , y en un accidente, esas cifras se multiplican exponencialmente.

Ocon lo resume con crudeza:

“ La gente ve que salimos del coche caminando y piensa que estamos bien, pero el cuerpo queda destrozado. El dolor aparece después. ”

Su historia ha reabierto el debate sobre si los procedimientos médicos tras un impacto deberían ser aún más rigurosos. Actualmente, la FIA obliga a pasar por el centro médico tras cualquier accidente que supere los 15G, pero los pilotos admiten que a veces restan importancia a sus síntomas para seguir compitiendo .