En un país megadiverso como Colombia se pensaría que el arrasamiento de fauna debería ser un hecho de trascendental importancia. Tema de denuncia y análisis obligado en todos los medios y espacios de discusión ciudadana, tendencia en redes. Pero no es así.
Cornare acaba de publicar datos que denuncian ese arrasamiento, pero pasaron poco menos que desapercibidos ante la opinión pública. Según alertó la autoridad ambiental, en lo corrido del año, de los 2.900 animales que ingresaron al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV), 358 llegaron heridos tras ser atacados por perros o gatos domésticos. Una cifra, que de acuerdo con la entidad, refleja la urgencia de promover una tenencia responsable de mascotas en la región. Pero que también delata un problema que va mucho más allá