Después de años de sequía y rindes comprometidos, el campo argentino encara la campaña agrícola 2025/26 con una base de humedad inédita. Los informes técnicos coinciden en que los perfiles del suelo están completamente recargados y las labores de siembra avanzan con un optimismo que no se veía desde hace años. En la región núcleo, el 95 % del área presenta reservas hídricas adecuadas a abundantes. Esa disponibilidad de agua permite que la soja de primera inicie su siembra en condiciones excepcionales, con un objetivo de 3,2 millones de hectáreas, apenas 200 mil menos que el ciclo pasado.
La mejora en la oferta hídrica marca un cambio profundo en la estrategia de los productores. Tras varias campañas de supervivencia, el foco vuelve a la tecnología, la genética y el control de malezas,