Redacción
El Festival Internacional Cervantino abrió con una fiesta de son, baile y memoria que desbordó emoción en la Alhóndiga de Granaditas. La noche del viernes, el escenario se transformó en un gran tapanco donde el “Fandango Monumental: fiesta de son y raíz” unió a Veracruz y Guanajuato en una sola voz.
“Siento tantas emociones que hasta la piel se me enchina”, versó Mauro Gutiérrez, de Mono Blanco, ante un público que coreó y aplaudió cada copla, bajo un cielo que amagaba con lluvia pero no logró apagar el ánimo.
Desde horas antes, decenas de personas formaron largas filas para ingresar. Llegaron desde Guanajuato y estados vecinos atraídos por el son jarocho, esa música que, como dijo una asistente envuelta en un rebozo blanco, “une el corazón con la tierra”. Entre zapateados y s