Opinión — En un país que busca consolidar su democracia, el Instituto Nacional Electoral (INE) volvió a colocarse bajo la lupa internacional tras organizar una elección inédita: por primera vez, México decidió elegir directamente a ministras, ministros, juezas, jueces, magistradas y magistrados del Poder Judicial de la Federación, todo esto en concurrencia con las elecciones locales de 19 estados que de la misma manera renovaron su poder judicial, fué una jornada histórica, compleja y por cierto, estuvo vigilada por el mundo.
A pesar de los retos, de los tiempos ajustados, de las nuevas reglas y de un presupuesto limitado, el INE superó con éxito la prueba. Los informes de observadores internacionales coincidieron en un punto: el árbitro electoral mexicano conserva su capacidad técnica y