En una época donde los lanzamientos de smartphones parecen prometer el futuro en la palma de la mano, la mayoría de los consumidores en Estados Unidos ha optado por un camino más sobrio: quedarse con su teléfono viejo . Y no es por falta de deseo, sino por una mezcla de sentido común, economía personal y una evolución tecnológica que ya no sorprende tanto como antes.
Una encuesta reciente realizada por Reviews.org a 1,000 adultos en EE.UU. reveló un patrón muy claro. Aunque la publicidad y los eventos de lanzamiento nos bombardean con promesas de innovación, el usuario promedio conserva su teléfono por más de dos años y medio . Esa decisión no solo es racional, también refleja una nueva cultura del uso responsable de la tecnología.
Los datos muestran que las personas cambian de tel