Luego del gol anulado a Matías Muñoz cuando el reloj marcaba tres minutos, el VAR ahogó el festejo de Gimnasia y Esgrima una vez más. A los 39 minutos de la primera etapa Nicolás Romano había convertido un golazo pero la tecnología arruinó la fiesta del Mensana.

El futbolista surgido de las divisiones inferiores del Lobo apareció en soledad por el segundo palo y, tras un buen control dentro del área, definió con un certero derechazo que ingresó al arco tras pegar en el travesaño.

La locura se desató y hasta los suplentes ingresaron al verde césped para festejar con sus compañeros. Pese a la euforia, Nicolás Ramírez se contactó con el VAR por una posible mano en la jugada previa.

Tras la revisión en la pantalla, el juez principal anuló la acción y el juego se reanudó con un tiro

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