“No paré en Soria por precaución, es que no podía correr”. A Jokin Altuna le pasó factura el verano cuando saboreaba las últimas gotas, en la final de San Mateo . Acabó con los aductores muy tocados con el Cuatro y Medio a la vuelta de la esquina. Tic tac. El reloj tocando a la puerta. Una losa de una tonelada en la mochila. Y el amezketarra, principal favorito al triunfo, aterrizó en el frontón Bizkaia de Bilbao con los fantasmas llamándole a la puerta. ¿Y si...? Tic tac. Tic tac. Maldito crono.
Así que debutó este sábado dubitativo, superado. Con piernas de jilguero, velocista cerca del frontis, acusó en los primeros compases el látigo endiablado de Jon Ander Peña , porque el tolosarra saltó agresivo, a tumba abierta, excitado hasta, en ocasiones, sobrepasar sus