Cuando hablamos de José María Sáez, no podemos evitar definirlo como un hombre de acción más que de palabras. Desde muy joven, demostró ser una persona con un profundo sentido del deber, que encaraba cada tarea con una clara vocación de servicio. Su vida estuvo marcada por la búsqueda constante de superación, siempre con los pies en la tierra y el corazón puesto en su gente.
Tuve la fortuna de conocer el Diario El Chubut gracias a mi padre, Dante Gatica, quien compartía con José no solo afinidades políticas, sino también una sincera amistad. Recuerdo cómo en aquellas visitas se respiraba el compromiso con la verdad y con el destino de nuestra provincia. Ese espíritu se debía, en gran parte, al temple y la visión de Sáez.
José fue un luchador nato, un hombre que se imponía metas y las alc