En la agricultura argentina, las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) dejaron de ser una recomendación técnica para convertirse en un requisito que ordena la producción, asegura la inocuidad y abre puertas en los mercados más exigentes. En las economías regionales con perfil exportador, las certificaciones -privadas, como las que siguen protocolos Global G.A.P.- son condición para acceder a compradores internacionales. En el mercado interno, en cambio, la adopción se afianza de manera gradual, pero en la misma dirección. Este proceso cuenta, además, con un sustento normativo local: la Resolución SENASA 5/2018 que incorporó al Código Alimentario Argentino el artículo 154 tris, que apunta a la implementación de BPA en frutas y hortalizas frescas.

En ese marco, desde 2023 funciona en Río Negr

See Full Page