En agosto pasado, el Presidente de la Nación intentó realizar una caravana electoral en un territorio hostil: la ciudad de Lomas de Zamora. No pudo. Esas hordas de militantes que el peronismo y el ladritrotkismo movilizan cada vez que Javier Milei aparece en las calles lo corrieron a pedradas. ¡Pero esto acabo de leerlo!, exclamó el autor de esta nota. Como decía Oscar Wilde, la naturaleza copia al arte.
En efecto, en el primer capítulo de una monumental novela estadounidense escrita hace cuatro décadas un gobernante electo por el pueblo es obligado a huir de una acto por belicosos agitadores, los cuales fueron movilizados por un oscuro dirigente. Como en Lomas, en Harlem cero espontaneidad.
Así abre La hoguera de las vanidades (Anagrama, 637 páginas) la obra maestra de Tom Wolfe (