cultivó su punto de extravagancia, una discreta rebeldía que en lo estético se adivinaba en sus sombreros, los pantalones masculinos o su calzado tan divertido. Encontró la talla exacta entre el glamur que pide Hollywood y la autenticidad. Esa rareza tan genuina le permitió libertad. " Era excéntrica y tenía un aire de Hollywood de la vieja escuela. Era muy, muy especial", resumió un vecino de su exclusivo barrio a "People", la revista que comunicó el sábado , a los 79 años.

Con ese toque de locura fascinante que también proyectó en muchas de sus películas convirtiéndolas en éxitos de taquilla, Diane escogió estar sola. No era la solterona empedernida de los clichés, sino un lujo tan natural como ella misma. En alguna ocasión contó que la razón se la inspiró su propia madre. "Se remon

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