Cuando en todos los medios de comunicación y en las redes sociales, recibimos la información sobre la denuncia por violencia de género de Fabiola Yañez a Alberto Fernández, algo que apareció como un hallazgo casual, al investigar la causa por corrupción del expresidente por el negocio de los seguros, verificamos que en Argentina el interés público se asocia más al drama de la farándula, con las otras posibles relaciones del expresidente, que a la corrupción.
Visualizamos que la corrupción está tan “naturalizada” que no llama la atención y se acepta.
Esto es gravísimo, pero es una realidad. Hace unos años, digamos diez, quince, esto pasaba con la violencia de género. Estaba naturalizada y sigue, pero menos que la corrupción.
Este resultado es producto del movimiento del #NiUnaMenos y su