Alicaído, abucheado y cercado por la corrupción . Con esta panorámica acudió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al en los últimos momentos del preludio a la llegada de la Familia Real. Sin la amenaza de la lluvia que deslució el Día de la Hispanidad en su última celebración, pero con nubes sobre el cielo de Madrid, el líder del Ejecutivo sintió el latir de la población española. Al unísono y entre abucheos los ciudadanos agolpados en la Plaza de Cánovas del Castillo -popularmente conocida como Neptuno- mostraron su rechazo con insultos y reclamaron el abandono del líder de los socialistas tanto del acto como del Palacio de la Moncloa. A diferencia de las citaciones de sus familiares en los tribunales, no se nombró ni a su esposa, Begoña Gómez, ni a su hermano.

Con la controvert

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