“¿DÓNDE ESTÁN LOS OTROS NUEVE?”

Los judíos consideraban la lepra como un castigo especial de Dios; de ahí que el leproso fuera considerado como un muerto para la sociedad y se le obligara a vestir como se vestía a los muertos: ropas desgarradas, cabelleras sueltas, barba rapada.

Vivían en las afueras de los pueblos y todo lo que ellos tocaban se consideraba impuro, por lo que tenían obligación de anunciar su presencia desde lejos, ya sea gritando que se acercaba un leproso, o tocando alguna campanita. Eran “impuros” ritualmente y vivían una especie de vida de excomulgados. En caso de obtener la curación, necesitaban presentarse a los sacerdotes y someterse a una especie de reconciliación cultual con la comunidad. Entonces los sacerdotes les daban de alta.

Jesús mandó a los leprosos que

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