¡Qué difícil es encontrar hoy en día a un hombrede palabra! Ayer, mientras Morante de la Puebla se cortaba la coleta en la plaza de toros más importante del mundo, Las Ventas, en un escenario a la altura y con todos los detalles cuidados al máximo, otro hombre, cuya trayectoria modesta y nunca comparable con la del cigarrero -una evidencia- Alberto Álvarez, se iba del toreo sin ocultarlo pero sin venderlo frívolamente.
Eran pocos los que lo sabíamos con certeza o los que intuían que ayer lo dejaba, pero haciendo honor a su trayectoria como torero y como hombre, actuó en consecuencia. Mantuvo su compromiso de no volver la cara a la primera adversidad: apechugar con la bazofia de corrida de Salvador Gavira que hubo que traer a toda prisa y con nocturnidad para reemplazar, sobre la c