Las salpicaduras del caso Begoña han llegado hasta lo más alto de la cúpula de Google en España. La tecnológica no solo desarrolló software para la cátedra de la esposa del presidente del Gobierno, sino que uno de sus directivos, Miguel Escassi, está en el disparadero por sus simpatías políticas hacia el Ejecutivo. Una situación complicada, ya que la polémica gestión de la empresa –que algunos consideran un monopolio «de facto»– en nuestro país ha contado con la inacción del Gobierno y la defensa de sus intereses por ámbitos considerados muy cercanos a Moncloa. ¿Habrá que pensar mal para acertar?

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