A las siete de la mañana, cuando la mayoría de Madrid todavía bosteza, Jonathan ya está levantando las persianas metálicas del quiosco El Trébol de la Suerte , en la calle Doctor Esquerdo 171 , justo frente a la plaza de Conde de Casal. Durante años, ese ritual marcó el inicio de un día cualquiera: autobuses, vecinos paseando por el barrio y los primeros trabajadores que se acudían a su puesto de trabajo. Hoy, en cambio, el sonido dominante es otro: el estruendo de la maquinaria, los martillos neumáticos y el eco vacío de una plaza tomada por las vallas y el polvo. «Antes abría y en diez minutos ya había movimiento. Ahora puedo estar tres horas sin que venga nadie», cuenta Jonathan, su propietario, mientras acomoda los periódicos, que se llenan de polvo casi al instante. «Entendemo
El último quiosco de Conde de Casal lucha por sobrevivir

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