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Durante años, vestir la camiseta de la Selección Nacional de Fútbol de Puerto Rico significaba más pasión que recursos. Eran tiempos en los que los propios jugadores costeaban sus pasajes, sus comidas y hasta el agua con la que se hidrataban antes de un partido. Hoy, el panorama es distinto.

A solo horas de enfrentar a la selección campeona del mundo y segunda en el ranking mundial FIFA, Argentina, la realidad del onceno boricua representa un renacer deportivo y federativo sin precedentes.

“Esto ha sido un maratón, yo recuerdo estar en la Sub-15 y tener que pedirle a los papás que pagaran los pasajes para ir a clasificatorios o tener que pedirles que nos trajeran agua, comida porque no teníamos ni como comer antes de los partidos. Ver el cambio que ha habido desde ese entonces has

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