Omar Reygadas solo atinó a arrodillarse mientras sostenía una pequeña Biblia en su mano derecha. Llevaba un overol verde, una pequeña riñonera negra y un casco de minero con linterna, su nombre escrito con marcador negro indeleble y la inscripción “ Dios vive ”. Unos anteojos especiales lo protegían del sol después de tanta oscuridad.

De rodillas y entre gritos de algarabía fue inmortalizado por decenas de fotógrafos que lo rodeaban. Había pasado 69 días a 700 metros bajo tierra en la colapsada mina San José, cerca de Copiapó, en el desierto de Atacama, norte de Chile.

Reygadas fue el minero número 17 en salir a la superficie el 13 de octubre de 2010, de los 33 que quedaron atrapados tras un derrumbe ocurrido el 5 de agosto de ese año. Fue una tragedia que terminó en milagro. In

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