La tensión entre las dos principales potencias del mundo, China y Estados Unidos, que aparentemente había quedado atrás hace meses, se reavivó el fin de semana con un intercambio de declaraciones entre los dos países cuando Pekín limitó el jueves pasado la exportación de tierras raras, necesarias para las baterías eléctricas de nuevas tecnologías, desde autos, teléfonos, pantallas y otros equipos de nueva generación.

La reacción de Donald Trump fue imponer aranceles de 100% a los productos chinos, pero el país respondió que no temía y estaba listo para tomar represalias contundentes contra EU.

Aparentemente Trump, tras el nerviosismo de los mercados para arrancar la semana lanzó un mensaje de calma en redes sociales asegurando que quiere ayudar a China, antes que perjudicarla.

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