Por Marcelo Pasetti
@marcelopasetti
Scott Bessent , secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo algo que pasó casi inadvertido entre los anuncios financieros de los últimos días: “Argentina tiene un gran potencial en tierras raras y estamos dispuestos a acompañar su desarrollo”.
La frase, en apariencia técnica, condensa una jugada geopolítica de fondo. Las tierras raras son los minerales que mueven la economía del futuro —imanes, chips, baterías, defensa, satélites— y el tablero global está dominado por una sola potencia: China.
Durante años, Pekín controló más del 70% de la producción mundial y casi la totalidad del procesamiento. Washington, Bruselas, Tokio y Canberra dependen de esa cadena.
Cuando China limita exportaciones —como hizo este año con los imanes de neodimio y dis