Hace casi diez años, Alejandro Saloniti y su compañera Valeria Ali encontraron un colectivo abandonado entre álamos y tierra de chacra, en China Muerta . Lo rescataron, lo restauraron y lo convirtieron en el Expreso China Muerta , un carrito de comidas que hoy es una parada obligada camino al río Limay. Lo que empezó como una ocurrencia frente al polvo y el paso de los autos terminó siendo un símbolo de encuentro y pertenencia.

Por la primera entrada a China Muerta desde la Ruta 22, camino al río Limay, el paisaje se abre entre álamos, chacras y caminos de ripio. A pocos kilómetros de Plottier, en esa zona donde la ciudad se apaga, una silueta pintada de un verde especial llama la atención: un viejo colectivo Bedford de 1964 , convertido en un carrito de comidas.

Ahí está el

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