Florida, tradicionalmente un imán para millones de turistas, enfrenta una caída que pocos quieren admitir. Varias medidas promovidas por el propio gobierno estatal están golpeando de lleno a la industria turística , mientras los republicanos evitan referirse a las consecuencias.
El gobernador Ron DeSantis se sumó a un debate nacional que comenzó a afectar significativamente la llegada de visitantes al Estado del Sol: la política antiimingrante, una disputa con Disney, el mayor empleador privado del territorio y uno de los mayores polos de atracción y discursos públicos contra Canadá, uno de los socios turísticos más importantes.
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