Por Wilson Acosta.
En medio del majestuoso puerto de San Francisco, el Buque Escuela ARC Gloria ondeaba orgulloso la bandera de Colombia. Su presencia, imponente y serena, recordaba que más allá de ser un símbolo naval, es un embajador flotante de nuestra identidad, disciplina y valores. Pero aquella tarde, su mensaje navegó aún más lejos: los mares también pueden ser escenario para hablar de derechos humanos.
Tuve el honor de entregar el reconocimiento como Defensor Naval de Derechos Humanos al joven Daniel Felipe Sandoval Díaz, cadete de la Armada Nacional y oriundo de Aguazul, Casanare.
Este acto no solo simbolizó una distinción académica o institucional, sino el reconocimiento a una generación que asume su papel con conciencia, orgullo y compromiso con la dignidad humana.
En Daniel