En México, el llamado gigante de Concacaf ya no existe. Queda, en su lugar, una selección que ha hecho costumbre los silbidos en los estadios, incapaz de vencer a rivales de mayor prestigio fuera de la región y sólo calificada por su condición de anfitrión a la Copa Mundial 2026. Desde hace varios procesos, la constante en los partidos del Tricolor es el fastidio de una afición que alguna vez irradió optimismo, incluso cuando la única esperanza era no perder ante Estados Unidos. Un nuevo cortocircuito produjo esta noche el empate (1-1) con Ecuador, segunda nación mejor ubicada en las eliminatorias de Sudamérica.
Fueron al menos 30 minutos en los que el equipo mexicano, con nueve cambios de inicio respecto a la goleada que sufrió el sábado (4-0) contra Colombia, cambió la tensión y el ne