El Chapo está libre. Un tribunal foráneo consideró juzgadas las causas anteriores, valoró su buena conducta y determinó la salida.

Días antes fraguó su última conquista amorosa en la figura de una jovencita, a la que una sentencia firme y prolongada, sin posibilidad de atenuantes o reducción de la pena, hizo que se le viniera el mundo encima.

De sus labios, quedamente, como en susurro, brotaron las palabras, “pronto nos vemos”. La exteriorización de un sentimiento, el dolor de la despedida o una promesa firme, lo cierto es que lo ocurrido, se asemeja a un presagio de amor.

Las sospechas van en una dirección, la búsqueda se intensifica, sin embargo, el derroche de planificación produjo resultados, ni rastros de la fugitiva.

Cuando la paz carcelaria se instalaba y aquellos tentados a irs

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