Que una madre debe hacer cualquier cosa por sus hijos es una máxima que Leonarda Cianciulli llevó hasta sus últimas consecuencias, tanto que para cumplir con ella se convirtió en la asesina en serie más famosa de Italia . Cuando murió el 15 de octubre de 1970, a los 77 años, en el manicomio de mujeres de Pozzuoli, llevaba 24 encerrada, pero sus crímenes estaban lejos de ser olvidados. Por el contrario, los objetos que utilizó para perpetrarlos ya ocupaban –y todavía tienen- un lugar privilegiado en el Museo Criminológico de Roma.

Es que los asesinatos de “la jabonera de Correggio”, como se la llamó, fueron tan singulares como siniestros: por su motivación, por sus métodos y por la manera en que se deshizo de los cuerpos de las víctimas. Los cometió por superstición, en rituales destina

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