“Es impresionante. Era la jugada maestra y por ineficiencia salió así. Es impresionante”, dijeron, sin salir de su asombro, cerca de Santiago Caputo, apenas después de que terminara el anhelado encuentro de Javier Milei con Donald Trump en la Casa Blanca. En distintos despachos se imponía, ayer por la tarde, la sensación de que acababa de arruinarse un momento cumbre para el Gobierno con las lecturas que surgieron de la bilateral que debía llevar calma definitiva a los mercados y estabilizar el dólar al menos hasta las elecciones del 26 y que, al final, generó una nueva caída de los activos financieros.
El día en que se esperaba que llegaran sólo buenas noticias desde Washington, el Gobierno quedó entre decepcionado y, una vez más, atrapado entre dardos internos por el resultado del