Resulta tentador, y sobre todo rentable, presentar la inteligencia artificial como una herramienta más, un software avanzado bajo nuestro absoluto control. Sin embargo, esta simplificación esconde un error de percepción fundamental , según advierte una de las voces más autorizadas del sector: Jack Clark, cofundador de la tecnológica Anthropic y uno de los principales artífices del modelo de IA Claude. Su análisis pone el foco en los potentes intereses que buscan domesticar un debate que debería ser mucho más profundo.
De hecho, existen enormes capitales invertidos en promover la idea de que estos sistemas no son más que un martillo de última generación. Una narrativa tranquilizadora que persigue normalizar una tecnología disruptiva para facilitar su implantación comercial sin generar