Empujados por catástrofes climáticas, seducidos por ofertas laborales o corridos por crisis políticas, los inmigrantes de Cabo Verde adoptaron como propias las ciudades de la costa ribereña, donde se afincaron y pronto asumieron el carácter futbolero que se respira alrededor del Río de la Plata.
Como todo huésped que acumula varias generaciones echando raíces, la simpatía por equipos locales y el amor por la “scaloneta” se marcaron a fuego. Pero, de algún modo, se trata de una pasión “prestada”. Hasta que comenzaron a llegar a esta región las primeras noticias de los “Tiburones Azules” , como denominan a la selección de fútbol de Cabo Verde y el sueño mundialista penetró en la piel de los caboverdianos de Ensenada.
Fueron semanas de frenéticos cruces de datos y búsquedas intensas par