Hablar del presente y el futuro energético de Colombia es hablar también del mar. El país encuentra en sus aguas una vía decisiva para fortalecer la autosuficiencia, la seguridad del suministro y la transición hacia fuentes más limpias y sostenibles.

En ese contexto, y mientras el país busca garantizar su seguridad energética y avanzar hacia una matriz más limpia, una institución técnica, poco visible para el gran público, cumple un papel decisivo: la Dirección General Marítima (Dimar).

Detrás de cada buque metanero que llega al país, de cada terminal que recibe gas natural licuado o gas propano, y de cada plataforma costa afuera que explora nuevos yacimientos, está la mano experta de la Autoridad Marítima, vigilando que todo se realice bajo estrictos estándares de seguridad, legalidad y

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