Los filtros de cigarrillos , presentados como biodegradables, se anuncian como una opción que protege tanto la salud del consumidor como el medioambiente. Sin embargo, varios expertos advierten que se trata de una falsa solución que no protege los ecosistemas y genera una ilusión de responsabilidad ecológica.

Según Greenpeace, cada año se desechan 4,5 billones de colillas, lo que equivale a 800.000 toneladas métricas de residuos convertidos en plástico que terminan contaminando ríos y océanos.

“La mayoría de los fumadores creen que, como están hechos de algodón y se anuncian como biodegradable, apoyan el consumo de tabaco. Y lo que sucederá es que sentirán menos culpa por tirar la colilla al suelo”, advierte el profesor emérito de Epidemiología y Bioestadística y director ejecutiv

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